domingo, 10 de agosto de 2014

La cronología acústica de Cecilia Toussaint


La sirena de trapo del rock mexicano convocó a un concierto para hacer un repaso a sus más de 30 años en escena titulado “Cronología acústica” en el Teatro de la ciudad de México “Esperanza Iris”. Hace cuatro años ya del memorable concierto “Línea del tiempo” en el que por cuatro horas desgranó un repertorio muy completo con invitados de lujo en el Teatro Metropólitan. En esta ocasión el concierto fue meditado de manera diferente con una calidad asegurada, como cada presentación que ofrece.

Una vez más quedó claro que Cecilia Toussaint no es una cantante encasillable, si bien fue parte de la escena del rock subterráneo e independiente a mediados de los ochenta, es también una excelente intérprete con aires de jazz, bolero y otras músicas inclasificables.

Una nueva versión de su clásico “Prendedor” con aires de blues y la guitarra acústica de su autor, Pepe Elorza, sirvieron como el preámbulo de una noche llena de buen gusto, de una energía agradable en butacas y una entrega en el escenario por parte de la portadora de una de las voces femeninas más entonadas y limpias que hay y habrá en México. Descalza durante las más de dos horas de concierto, símbolo de humildad y hasta de comodidad, Cecilia dividió el concierto en varios sets dedicados a los compositores más emblemáticos a quienes ha dado voz.


Ya con sus músicos de base: Ángel Chacón (guitarra), Juan Gedovius (batería), Giovanni Buzzurro (bajo) y Pepe Morán (piano) para el set de Pepe Elorza seguirían la magnífica “Aquí me quedo” (tan potente como en su primera versión del disco “Noche de día”) seguida de dos temas que no han sido registrados en la discografía de Cecilia: “Mar de la tranquilidad” y “El ladrón” y cerrando con “Las calles no cuentan” (incluída en “Sirena de trapo”) también con los aires jazzísticos que la familia Toussaint guarda en las venas.

En el segundo set se echó en falta al grandísimo Jaime López, quien por motivos de trabajo no pudo acompañar a Cecilia en esta celebración. Los temas elegidos fueron “Tres metros bajo tierra” (en su versión de “Acoso textual”), “Adiós a los dioses”, “No me dejes en Siberia” (de “Tírame al corazón”), “¿Qué más puedo decirte del mar?” (todos estos temas muy vigentes en los conciertos de sus últimas etapas) y “Sácalo”, una de las favoritas del público a pesar del paso del tiempo. Al cierre de ésta se notaron fallos en las bocinas que la hicieron una versión imperfecta.

Inmediatamente los músicos de Cecilia salieron de escena para dar paso al gran José Manuel Aguilera, ambos llenaron el escenario en la que fue sin duda la parte con más fuerza del concierto. “Aire”, canción escrita para el disco homónimo de Cecilia del año 2001 fue la elegida para abrir la sección, seguida de “Garzas” (incluida en el disco más reciente de La Barranca “Eclipse de memoria”), “El cometa” (de “El fuego de la noche” de La Barranca), “Caracol” (ésta sí de la discografía de Cecilia), “Animal en extinción” (que como lo han expresado en algún otro concierto en tono de broma es su mayor éxito juntos, incluido en “Denzura” de La Barranca) y un bis para una canción que les queda como anillo compartido: “Centella” (de “Providencia”, también de La Barranca). La participación de Cecilia como segunda voz en los discos de José Manuel Aguilera ha sido tan bien lograda que los temas parecen de uno y otro intérprete por igual. Queda pendiente algún proyecto en el que registren ese repertorio tan intenso que logran juntos.


Llegados a este punto es gratificante escuchar letras tan bien cuidadas de tres grandes compositores contemporáneos de nuestro país, Cecilia ha sabido guardar un repertorio digno y auténtico. Sus músicos de base volvieron a escena junto con un piano para realizar un homenaje a la gran Consuelo Velázquez, a quien le dedicó un disco entero en 2004, quien se convirtió en una amiga que la motivó en momentos duros de su vida, confesó esta noche. De la gran bolerista mexicana interpretó “Corazón”, “Ser y no ser”, “Al nacer este día” (tema que la compositora le otorgó en exclusividad a Cecilia), “Franqueza” y “Que seas feliz”. En este set el ambiente en butacas fue muy respetuoso pero recibió aclamaciones especiales al finalizar cada tema.

Tocaría el turno a un nuevo talento, un compositor joven con quien prepara su próximo disco de estudio, cuyo título tentativo es “Faro”. Se trata de Ricardo Salvador Carrillo, quien puso guitarra y voz a dúo para los temas “Cómo no te voy a odiar”, “Amanece en Italia” y otro con título desconocido en el que invitaron al público a participar con las palmas. Una vez abandonado el escenario Ricardo volvió con los aplausos del público confesando que no tenía preparada otra canción y repitieron la breve “Cómo no te voy a odiar” con aires folk y de bolero. 
Llegados a este punto se anunciaba el final, para el cual Cecilia interpretó dos temas de otros compositores: “España” de su hermano Fernando (que lleva años interpretando en los conciertos sin haberla registrado en su discografía) y “Más que una razón” de Gabriel “El Queso” Bronfman. Quedaron fuera de esta cronología composiciones sueltas que ha interpretado de Emilia Almazán, Fito Páez o Jorge Drexler, incluso sus propias letras, pero no siempre se puede dar gusto a todos. Una vez más se ratifica la versatilidad de Cecilia, que la ha posicionado como una de las más respetables intérpretes de México, a pesar de lo cual se le sigue debiendo un reconocimiento más honesto porque es una figura irrepetible que lo merece, una carrera tan digna como actriz, cantante e impulsora de la cultura la respaldan.

Vendría un excelente cierre para un concierto con más de dos horas de duración y que llegaría prácticamente a los treinta temas, sirviendo de parteaguas para los proyectos en puerta de Cecilia: con el público de pie, volvió para cantar a capela “Me siento bien pero me siento mal” del clásico proyecto “Arpía” y después, acompañada de Juan Gedovius, quien hacía sonidos de percusión sólo con la boca, cantó “Carretera” de Pepe Elorza, no su mejor canción pero sí la que más éxito mediático tuvo a finales de los ochenta y que el público siempre pide, y por último “Corazón de cacto”, ese canto desgarrado que volvió a hacer presente a Jaime López en la voz de su mejor intérprete.

domingo, 21 de julio de 2013

Julieta Venegas: mestizaje en una voz culta



Basta ya de vivir en la melancolía
basta ya de pensar que mañana es otro día
la vida no es para esperarla es para vivirla

(Alguien, Julieta Venegas)



Si hay una cantante a quien siempre defenderé “a capa y espada” por su autenticidad y eclecticismo, siempre dentro de la honestidad de la música mexicana actual, ella es Julieta Venegas.
He de confesar que al escucharla en sus primeros años, no me encantaba su música. Reconocía en ella un estilo tan particular sin referentes previos (sin la sombra de alguna otra cantante detrás suyo), algo que se agradece en un tiempo donde la imitación artística es el pan diario. En ese tiempo la crítica hacia Julieta era muy buena en medios de comunicación del gremio del rock y yo reconocía en ella un gran potencial en su música, visualizándola siempre con su inseparable acordeón. Como persona siempre me ha parecido muy abierta y carismática, y saberla de origen fronterizo (de Tijuana, Baja California), le ha otorgado para mí, doble simpatía.


La primera vez que la pude escuchar en vivo fue en 2002, cuando fue telonera de los Cranberries en el Auditorio Nacional con motivo del disco Wake up and smell the coffee, mientras el repertorio de Julieta ya incluía Bueninvento, disco del que me enganchó la canción Sería feliz, toda una declaración de principios. En ese tiempo y en años previos participaba en múltiples festivales de contracultura, dando una versión femenina de contrapeso en el rock izquierdista.
Al contrario de quienes criticaron su giro hacia el pop en 2003, con su disco , yo comencé a defenderla porque noté una acertada inclusión en su gama cromática, sin dejar a un lado su irreverencia y una sensualidad natural. De sus primeros discos debe reconocerse la originalidad lírica, pero había canciones difíciles, porque la densidad de ciertos sentimientos no los hace de fácil escucha para un público mayor. Hace unos días comentaba a alguien que ni toda la música comercial es basura ni todo el underground es de culto, y justo Julieta es un ejemplo estratega entre los dos ámbitos. Aunque muchos de sus primeros escuchas le han tirado tierra diciendo que se vendió al comercializar su trabajo, yo noto que ella amplió el horizonte sin corromperse. Si eres talentoso, no hay más, en algún tiempo te llegará el reconocimiento, y si estás vivo para disfrutarlo qué mejor.



La lírica sencilla (que no simple) de Julieta en los discos , Limón y sal y Otra cosa siguió siendo analítica como en sus primeros trabajos, con la diferencia de que se volvió más luminosa y ese factor le permitió llegar a un mayor público, que cada vez se ha ido internacionalizando. Sigo aplaudiendo ese logro porque la música honesta debe enfrentar al mundo sin fronteras lingüísticas y culturales, y ella va representando a México por muchos países, gracias a su visión del mundo tan original, a su fusión sonora, su apertura y su talante.
Además de admirarse que en ningún disco se ha repetido a sí misma, cada uno es hijo de su momento, otro aspecto sumamente reconocible del eclecticismo de Julieta es su constante inquietud por participar en proyectos alternos: hay una lista grandísima de colaboraciones en soundtracks, duetos y homenajes en los que ha participado.



He de destacar, dentro de las participaciones que conozco de Julieta, aquellas que más me agradan o me llaman la atención. Desde finales del siglo XX con el boom de los tributos a… Julieta fue invitada a muchos de estos discos sui géneris, dando siempre su toque personal a cada canción, con el debido respeto, pero actualizando los temas a las necesidades del tiempo presente. Destaco El triste (de José José, 1998), Disco eterno (de Soda Stereo, 2001), Corre dijo la tortuga (de Joaquín Sabina, 2004), Serenata sin luna (de José Alfredo Jiménez, 2004), A callarse (poema de Pablo Neruda, 2004) y Sin documentos (de Andrés Calamaro, 2006).  
De sus colaboraciones en discos de otros músicos, mis temas a destacar son Luna de miel y Música de automóvil con Mastretta, Todo es mentira con Fangoria y Niños con Pedro Guerra, tres ejemplos de la capacidad de adaptación de Julieta a distintos géneros y estilos de la música contemporánea a la que le sobra la etiqueta del género, siempre que sea hecha con honestidad y calidad. Pero para saber la diversidad de sus colaboraciones puntuales, basta dar un vistazo a una lista exhaustiva en su biografía de Wikipedia, para encontrar a los músicos y cantantes con quienes ha participado.
Hay una anécdota curiosa que escuché en voz de la mismísima Mercedes Sosa. Cuando la gran dama latinoamericana se encontraba preparando su disco Cantora, de duetos, que sin saberlo sería su obra póstuma, hubo una voz que la cautivó en el radio que cantaba el verso: "Eres para mi, me lo ha dicho el viento. Eres para mi, lo oigo todo el tiempo". Mercedes dijo: "quiero que traigan a esa cantante". Días después Julieta sonreía amenamente con la madre del folclor argentino y juntas grabaron el tema Sabiéndose de los descalzos, del disco debut de Venegas.
Dentro de las bandas sonoras para el cine, su tema Me van a matar para la película Amores Perros (2000) es quizá la más conocida, pero hay otros temas originales o versionados por Julieta de alta calidad, entre ellos Acaríciame (BSO Demasiado amor, 2000), El listón de tu pelo a dueto con Pau Donés de Jarabe de Palo (BSO Asesino en serio, 2002), Mi principio y Miel con veneno, (BSO Quemar las naves, 2007) Abel (BSO Abel, 2010), Antes y después de la vida (BSO Hecho en México, 2012).


Volví a ver a Julieta en vivo en aquel concierto de homenaje en vida a Rita Guerrero, en diciembre de 2010, que convocó a los músicos que por generación o espíritu continúan en pie de guerra a pesar del sistema tan hostil que nos rige. Hoy sigo esperando la oportunidad de verla de nuevo en el escenario, ya en exclusividad, porque con los años mi admiración a su trabajo y a su persona se ha incrementado.
Independientemente de mi afinidad, creo que la voz de Julieta Venegas merece ser escuchada más allá de sus canciones, por su experiencia personal, es una mexicana que al salir del país, volver a él y estar inmersa en la cultura, da puntos de vista siempre interesantes, para una sociedad aletargada que requiere salir del ensimismamiento. En 2013 con apenas 42 años, Julieta tiene una trayectoria consolidada y siempre prometedora. Actualmente promociona Los momentos, su sexto disco de estudio, una gira de tuerca en su sonido que la ha llevado a recorrer muchos foros europeos y que seguramente la hará recorrer muchas ciudades de México y América, donde ya es un referente de nuestra cultura mestiza, porque como cantaría Pau Donés “en lo puro no hay futuro, la pureza está en la mezcla”.



Discografía

Aquí (1997)
Bueninvento (2000)
(2003)
Limón y sal (2006)
MTV Unplugged (2008)
Otra cosa (2010)
Los momentos (2013)



jueves, 13 de junio de 2013

Cincuenta años de Alaska


Se dice fácil: medio siglo, cinco décadas, diez lustros, cincuenta años de vida. Olvido Gara Jova llega este 13 de junio de 2013 a esa cifra con la lucidez y el lustre suficiente para presumir no sólo que sigue en pie en el mundo del arte y la música, sino que sigue siendo la viva imagen que ella misma ha construido de constante renovación y congruente trayectoria bajo el nombre de Alaska.

Para no caer en repeticiones de los datos que la prensa recoge con motivo de este aniversario, o de lo que he escrito anteriormente sobre ella, he decidido hacer cortes cronológicos por décadas y escribir un poco de los sucesos sobre Alaska en torno a esos años.



1963 – Olvido nace en México D.F. De padre español (Manuel Gara) y madre cubana (América Jova Godoy) crece influenciada por el simbolismo y colorido de la cultura mexicana, por series de televisión y cómic anglosajones que serán una gran influencia en su estética personal futura. Es educada tanto por su madre, como por su abuela, ambas de origen cubano. Olvido se desenvuelve en un ambiente de mujeres liberales, que hacen de ella una niña segura y en búsqueda de su propia expresión, jamás reprimida.

1973 – Se traslada con su familia a Madrid, aún bajo el régimen de Franco. Alaska ha declarado que al llegar a España, identifica un país en blanco y negro, frente al colorido que había en su infancia en México y que la marca de por vida. Años después, aun siendo adolescente y ya con su nombre artístico, tomado de una canción de Lou Reed, abandona el colegio para formar parte de un grupo de punk, Kaka de Luxe, pionero de la ola que marcará la diferencia frente al ambiente hostil y aseñorado de los setentas.


1983 – Tras el éxito de su grupo anterior, Alaska y los pegamoides, vendrá la disolución. Olvido, quien tres años atrás había debutado en la ópera prima de Almodóvar, se encontraba en una disyuntiva sobre su futuro en la música. Sus compañeros desde 1977 Nacho Canut y Carlos García-Berlanga inician un nuevo proyecto: Dinarama, en el cual inicialmente es invitada como colaboradora eventual para el disco Canciones profanas, uno de los más oscuros de su trayectoria y que incluye temas populares como Rey del glam o Perlas ensangrentadas, pero también otros de culto como Cebras, Egeo, Líneas rectas o Kali, temas empapados de misticismo, de un tiempo en el que Olvido se encontraba cercana a la filosofía de Santa Teresa de Jesús y el Medievo. Alaska con su innegable carisma, quedará como la voz cantante de un grupo que durará seis años, editará cinco discos y quedará en la memoria de la música pop y rock de todos los países de habla hispana y además será una imagen fundamental del programa infantil “La bola de cristal” que hará bastante entretenida la televisión española para chicos y grandes.



1993 – Alaska junto a Nacho Canut edita su tercer disco bajo el nombre de Fangoria y el segundo EP del proyecto denominado “Un día cualquiera en Vulcano”, preparado en su propio estudio de grabación. La de los noventa, será la década considerada como la de mayor creatividad y menor éxito mediático en su carrera, lo cual le permite compaginar su labor como DJ bajo el seudónimo de Mexican acid queen con su papel de empresaria de un par de centros nocturnos, además de estar cercana a un club de fans que a pesar de ser reducido, se encuentra muy activo en torno a las creaciones musicales y estéticas de Alaska.



2003 – Sus estudios formales y autodidactas en historia y antropología se ven materializados en la edición del libro “Transgresoras”, en el cual Alaska escribe sobre las mujeres que cambiaron su mundo (el de cada una y por supuesto, el de la propia Olvido). Se trata de un repaso sintético por la vida y obra de personajes tan dispares, desde la australopithecus “Lucy”, hasta personajes como las mexicanas Sor Juana Inés de la Cruz y María Sabina o transexuales de la talla de Divine, quienes serán analizadas desde su propia visión. El libro es un éxito de ventas en España como los discos independientes de Fangoria que le antecedieron (Una temporada en el infierno y Naturaleza muerta) y los sucesores (Arquitectura efímera, El extraño viaje, Absolutamente) que bajo la multinacional Warner-Dro, además de tener un mayor alcance en distribución, permiten al grupo promocionarse en México y otros países de América como Estados Unidos y Argentina.


2013 – Con una carrera más que consolidada, se edita Cuatricromía, uno de los discos más ambiciosos de su carrera debido a que, a pesar de que la música cada vez se consume menos físicamente al haberse abierto camino a los formatos digitales, se edita en una caja de lujo que contiene cuatro EPs y en formato vinyl, al menos en España. El disco confirma el interés continuo de Alaska y Nacho por el arte pop y por un producto de calidad en forma y fondo, y también el éxito de ventas del grupo. A pocos días de cumplir 50 años, se inaugura la figura de Alaska en el Museo de Cera de Madrid. Asimismo se estrena la tercera temporada del Reality “Alaska & Mario”, que sigue paso a paso la vida del matrimonio que desde 1999 forma Olvido con su manager Vaquerizo, donde caben el espectáculo frívolo, el buen humor y la creatividad desbordada que le ha dado permanencia a su carrera.




Después de este repaso no me resta más que decir: Feliz cumpleaños Olvido, Alaska, bruja Avería, “huracán mexicano” que has causado ruido para bien y sacudido la mentalidad de quienes te seguimos escuchando desde distintas latitudes. Gracias por tanto arte desprendido de un espíritu inquieto en constante renovación.

jueves, 11 de abril de 2013

Luz Casal en el Festival de San Luis Potosí


Luz Casal se presentó el lunes 1 de abril en la Plaza Fundadores dentro del XIII Festival de San Luis, ciudad mexicana en la que no actuaba desde hace 16 años, según sus propias palabras.
Una mujer consolidada, plena en el escenario… Quienes tuvimos la magnífica oportunidad de verla y escucharla (de nueva cuenta o por vez primera) nos vimos tocados por esa claridad  que emana y que limpiamente seduce. La voz de Luz ha mutado pero es la misma “garra de seda” que ha conquistado a miles de personas alrededor del mundo desde la década de los ochenta. Recuperada dos veces de cáncer, se le nota alegre en el escenario, su espacio natural, dando en cada palabra, cada gesto y cada movimiento lo mejor de sí.


Las más de 5 mil personas que nos dimos cita en el evento inaugural  -y que según la prensa local, fue también uno de los más concurridos de todo el festival- pudimos disfrutar de un repaso por todas las facetas de la carrera ecléctica de Luz. Arropada por sus músicos de gira y una sección de metales, Luz primeramente, con un vestido blanco y largo, desgranó un repertorio de algunos boleros incluidos en su disco La pasión de 2009. Una buena manera de acercarse a un público diverso en edades. Sin embargo vendrían los pequeños, medianos o grandes éxitos para deleite de sus seguidores y para demostrar que, como algunos cantantes, no es conocida por un sólo tema. Al menos hay seis canciones interpretadas por Luz demasiado conocidas en México: Entre mis recuerdos, No me importa nada, Piensa en mí, A cada paso, Rufino y Un año de amor. Además de éstas, otras más fueron bastante aclamadas.

En la segunda parte, vestida de negro hizo un set de seis canciones más rítmicas, la mayoría de ellas en su vena rockera, si bien concedió aquel guiño a México de su autoría: Dame un beso, muestra de una discografía rica en matices, reflejada en este concierto único, donde Luz desnudó cada sentimiento. Para la tercera parte o el bis, salió vestida de rojo con una bufanda de plumas en color rosa, y desgarrar todavía más sentimientos en el escenario. Luz fue aclamada por alcanzar la soberbia con su voz, sin dejar por ello la sencillez que la caracteriza.


Algunas chicas entre el público derramaban lágrimas ante las grandes baladas y en un suspiro transcurrió la hora y media de música. Después, un grupo de unos 40 seguidores la esperamos a un lado de las vallas por donde saldría, para saludarla y con buena disposición obtener alguna fotografía o atrapar su pulso en un autógrafo. Luz salió a los pocos minutos y tan accesible no se fue hasta haber dedicado minutos breves pero dignos del recuerdo por toda la vida a cada una de las personas ahí reunidas. Después se fue caminando al hotel, tranquila, antes de emprender camino y alcanzar a sus músicos en un restaurant para cenar juntos. Luego, salió por la puerta pequeña de enfrente, como sólo los grandes pueden hacerlo…




Repertorio del concierto:
1ª parte
1. Mar y cielo (La Pasión, 2009)
2.  Alma mía (La Pasión, 2009)
3. Con mil desengaños (La Pasión, 2009)
4. Historia de un amor (La Pasión, 2009)
5. Entre mis recuerdos (Como la flor prometida, 1995)
6. No me importa nada (Luz V, 1989)
7. Un nuevo día brillará (Sencilla alegría, 2004)
8. Piensa en mí (A contraluz, 1991)
9. Es por ti (A contraluz, 1991)  http://youtu.be/qWXaXhmcRhw
10. Besaré el suelo (Como la flor prometida, 1995)

2ª parte
11.   A cada paso (Quiéreme aunque te duela, 1987)
12.   Dame un beso (Con otra mirada, 2002) http://youtu.be/Wo8z5qsr3Y8
13.   Plantado en mi cabeza (Como la flor prometida, 1995)
14.   Rufino (Luz III, 1985)
15.   Loca (Luz V, 1989)
16.   Un pedazo de cielo (A contraluz, 1991)

3ª parte
17.   Un año de amor (A contraluz, 1991) http://youtu.be/a9FHrWZfRfg
18.   Cenizas (La pasión, 2009)
19.   No, no y no (La pasión, 2009)
20.   Te dejé marchar (Luz V, 1985)

viernes, 29 de marzo de 2013

Denise Gutiérrez: esencia que hechiza


Me rompo en mil pedazos y luego me abrazo
en mi melodía encuentro la energía
que me mantiene viva, que me da la vida.

("El artista", Hello seahorse!)



Denise Gutiérrez es una mujer hechicera, voz y encanto de un grupo vital, lleno de creatividad: Hello Seahorse!

Su andanza musical comenzó siendo muy joven. Muchos la han conocido por el seudónimo que utilizó entre 2006 y 2012: Lo Blondo, aunque actualmente prefiere ser llamada por su nombre. Denise nace en California (EU) en 1988 pero radica en México desde su infancia, por lo que su nacionalidad en sí es mexicana. 
México es un país con amplio potencial de talentos, sin embargo las condiciones del sistema político y económico no han permitido la germinación de toda la creatividad que podría surgir. Afortunadamente los músicos componentes de Hello Seahorse!, compañeros de viaje de Denise (Gabriel Galván Bonnz! a la batería, Fernando Burgos OroDeNeta a los teclados, José Borunda Joe a la guitarra y el percusionista Héctor Ruiz Reez en los directos) han demostrado ser creadores de una generación prolija y sumamente joven y una de las excepciones en la evolución y renovación musical, evidente en su ya nutrida discografía.

En sus inicios, la mayoría del repertorio lírico en sus canciones estaba escrito en inglés (tanto en el disco debut …and the jellyfish parade como en el EP Hoy a las ocho), idioma que da paso pleno al español a partir de su trabajo más exitoso: Bestia, del año 2009. Es en este disco donde también se define la alineación definitiva del grupo y que funge como un parteaguas en el estilo que refinarían hacia adelante, tanto en el introspectivo Lejos, no tan lejos, como en el atemporal Arunima, todos de amplia calidad sonora acompañados de una propuesta gráfica congruente con los simbolismos propios de un grupo en constate movimiento e interiorización.




En particular, el más reciente de sus discos, Arunima, que significa “el resplandor del amanecer” en idioma sánscrito y que se deriva de un perfume que rememora una temporada en la vida de Denise, se muestra una plenitud creativa de sus componentes, una madurez que les hace un referente importante en la música mexicana, aunque sea difícil ubicarlos en un género particular. Algunos hablan del grupo como bandera del movimiento neo-hipster, mientras que para muchos significan un bálsamo sonoro en tiempos de eclecticismo, donde caben el rock progresivo, el new wave y el espíritu de la fusión rítmica con su voz líder como seña de identidad.



En los años recientes se han hecho analogías entre el canto de Denise Gutiérrez y el de Rita Guerrero. Es curioso, ya que no puede negarse del todo que hay puntos de analogía: Santa Sabina es y seguirá siendo para muchos el grupo cumbre del rock nacional por la experimentación y calidad en su discografía íntegra, a pesar de los cambios de alineaciones, siempre bajo el eje conductor de Rita Guerrero como su voz, esencia y figura intelectual. Si hay algo en lo que ambos grupos confluyen es la autenticidad, en no perder su espíritu propositivo a pesar de cualquier tipo de crítica, en su compromiso lírico y en la congruencia de sus actos. Habrá que decir que sólo hay una Rita Guerrero y sólo una Denise Gutiérrez, quienes curiosamente coincidieron en el concierto “Rita en el corazón” en diciembre de 2010 y entonces para muchos la voz de Denise fue un grato descubrimiento. Hoy su canto soprano y las temáticas abordadas en sus composiciones han hallado no sólo un lugar, sino un amplio reconocimiento no sólo para el nicho de sus seguidores, sino también para quienes la han escuchado en proyectos alternos.

Dentro de éstos caben destacar dos: la participación en el proyecto del Bicentenario y Centenario de la independencia y la Revolución mexicana, con la directora de orquesta Alondra de la Parra al frente, donde Denise fungió como una de sus voces protagónicas en distintos foros del país con un repertorio de canciones populares de esas etapas históricas; y por otra parte la colaboración vocal con Zoé en su disco y gira Unplugged, durante el año de mayor reconocimiento del grupo de rock nacional. Pero quizá sean las canciones de espíritu indie y sintetizadores en la base, con letras melancólicas donde Denise Gutiérrez se encuentra más libre, como en desfile de medusas, para aludir al título de su disco debut.

Temas que van de la conciencia ecológica como Oso polar a la acción social en Una y otra vez, mientras que otros demuestran la gran influencia en raíces de la música popular mexicana como Velo de novia o No te vayas al bosque. Hay también puntos de melancolía plena como Casa vacía o de viajes sintéticos, rítmicos o de añoranza como La flotadera, Para mí y Atardecer en parapent. El repertorio va de lo abstracto en Fieras a lo surreal en Miércoles y a lo psicodélico en Te regalo todo. Encontramos misticismo en Buen viaje o El artista y distintos niveles de introspección amorosa en Después, Me has olvidado o Frontera. Los grandes momentos vocales de Denise se perciben en Perla blanca, El recuerdo y la propia Arunima, en los juegos corales de No es que no te quiera y en la ampliamente reconocida Bestia. Sin duda, nos encontramos ante un repertorio de gran autenticidad.

Denise Gutiérrez es hoy una de las cantantes contemporáneas más propositivas de México. Quienes la escuchamos asistimos a un deleite en el ascenso de su carrera ya que su canto fascinante promete tanto como su vocación artística ya consolidada.




lunes, 31 de diciembre de 2012

Sara Valenzuela dentro y fuera de la cocina


Hoy vuelvo a caminar
por donde ya pasé tantas veces
pero ahora veo otras cosas
que antes ni siquiera noté.
Y vuelvo a sentir
la brisa tibia de la mañana
pienso en tus ojos y me recorre
una emoción tan nueva.

(“Navegas”)


Sara Valenzuela es una cantautora mexicana y promotora cultural, aunque nació en la ciudad de México (D.F.), creció y se desarrolló profesionalmente en la segunda ciudad más importante del país: Guadalajara, donde es ampliamente reconocida por su labor periodística en medios impresos y como conductora-productora del programa radiofónico "Sólo Jazz" en Radio Universidad de Guadalajara (104.3 FM), el cual cumplió recientemente 20 años al aire con Sara al frente.
Sara Valenzuela es una sobreviviente de la música creada en los años 90, última década del siglo XX, que mezcla modernidad digital con procesos analógicos, sin duda alguna, para quienes la vivimos, un tiempo de cambios sin precedentes, al mismo tiempo de nostalgia.


Los inicios de Sara en la música datan de 1991 en la banda “Mala vida”, con repercusión apenas local en Guadalajara. Con Ricardo Arreola, Tlemilco Lozano y otros músicos formó en 1994 el proyecto de funk pop “La dosis”, que con Sara en la voz, graba tres discos de repercusión nacional en los años en que el movimiento del rock hecho en México y otros géneros alternos eran importantes para las grandes compañías discográficas. “La dosis” duraría hasta inicios del siglo XXI, cuando los músicos que formaban su base, deciden seguir caminos separados.
Heredera de un espíritu inquieto (ya con “La dosis” habían pasado de una sección básica de metales a las secuencias de sintetizador), Sara emprende su carrera solista desde 2001. No sólo la cultura musical de su familia o la experiencia al frente de los grupos de los que fue vocalista en los años 90, sino también su desempeño como comunicadora han hecho que tenga una formación integral en el ámbito de la música en una gama amplia que va de lo popular a lo culto. La experiencia armónica y melódica de Sara, como ejecutante y escucha de música diversa, se nota en la aportación de su propuesta solista que navega entre el acid jazz y el electro pop que paradójicamente tiene raíces acústicas, algo que sobre todo en sus conciertos se percibe con mayor claridad.


Su primer placa solista e independiente fue antecedida por colaboraciones en diversos acoplados, con apariciones inéditas y que generaban amplias expectativas en quienes reconocían ya temas como Para continuar y Esta vez, recuperados para Lado este, disco publicado en 2005. En este trabajo, lanzado al mercado con dos portadas, se escucha a una Sara intimista que canta en singular y habla del susurro al grito, reconocemos a una letrista profunda pero sencilla y sobre todo una cantante que ha mejorado mucho desde su incursión en el funk noventero. De este disco destacan los temas Lado este, Tócame, Abril y Llover.
Con Lado este se confirma la supervivencia de Sara Valenzuela en el mundo de la música, es una cantante huérfana en estilo, no hay alguien que se le parezca, no es imitable ni una imagen que se busque repetir como las también auténticas y contemporáneas Rita Guerrero o Julieta Venegas. La salvedad es que Sara ha sido menos reconocida por el gran público, no así por los medios especializados ni por el gremio de músicos que crecieron con ella, incluso los más jóvenes. O en Guadalajara, donde es una figura fundamental en el desarrollo e impulso de la música tapatía contemporánea.


Tuvieron que pasar seis años de “cocción” para su segundo disco solista. En medio de esos dos discos solistas, Sara participó activamente como parte del elenco teatral de la Ópera rock “Frankenstein”, dirigida por José Fors sin abandonar sus proyectos radiofónicos. En 2011 ve la luz En la cocina, otro gran disco, lleno de grandes armonías, colaboradores de lujo (Alex Otaola, Alonso Arreola, Daniel Zlotnik) y temas redondos producidos por Gerry Rosado. Nos encontramos ante un disco fresco que proviene de una cantante que ha ido madurando y que plasma su aprendizaje como creadora, quien juega con frases para generar temas sorprendentes sin dejar de ser cercanos, no por ello simples. Todo lo contrario: sus canciones abordan con aparente sencillez temas que van del deseo (Peces en mi boca) al regocijo de otorgar vida (Navegas), la nostalgia hacia el amor (Hoy te digo) o la pérdida de un padre (Suerte). En otros, Sara nos comparte su aprendizaje sobre las virtudes que debemos desarrollar, como la socorrida paciencia, en la canción Cereza, un tema con un ukulele en la base instrumental:

Tal vez
amor es la respuesta
para todas las preguntas
que no quise responder
un paso a la vez sin importar
a dónde me llevará
las nubes van y vienen
me basta poco
para ser feliz.


Este segundo disco, el más redondo de su trayectoria, tiene diez temas cotidianos, a los que cualquiera podría acercarse, pero sólo con alguna sensibilidad. En Otro lugar Sara canta “dejaré el equipaje, si viajo ligera podría flotar” y nos contagia ese estado de desenfado que uno debería alcanzar conforme pasan los años, al contrario de lo que generalmente sucede. Vida en tus ojos transmite que lo valioso es quedarnos con lo importante de nuestro presente y soltar las ataduras y amarras que nos impiden la libertad.
En Love is here Sara toma el atrevimiento de generar un collage de palabras provenientes de diferentes poetas y escritores, que acompañada de una base jazz, logra una de las mejores canciones del repertorio:

el terrible borde de la sed
mano para acariciar la sangre
claridad para no seguir siendo
sueño en tus ojos, pienso en tu boca
sueño en tu boca, pienso en tus ojos
tu rostro es un ramo de flores.

Un ramillete de voces, instrumentos excelentemente ejecutados, letras bien trabajadas y símbolos personales fueron mezclados en el tiempo justo como un buen platillo, con receta secreta y el toque justo de improvisación. La mayor parte de las veces es un placer compartir la mesa, con Sara ocurre sin duda y con maestría. Esperemos que nos dé a conocer un próximo trabajo no importando el tiempo que sea necesario para escucharlo, seguramente la calidad estará garantizada.
De los discos que más escuché este 2012, En la cocina de Sara Valenzuela fue sin duda uno de mis grandes compañeros. A su autora la recomiendo en estudio y en directo, ampliamente. No encuentro otra manera de demostrar mi gratitud sino compartiendo su trabajo a través de estas palabras para difundir su trabajo musical.




DISCOGRAFÍA

CON “LA DOSIS”
La dosis (Sony music, 1996)
Radio Acapulco – EP (Sony music, 1997)
Hydro (Sony music, 1998)

ACOPLADOS
Mexican divas 3 (Opción sónica, 2001). Sara participa con la canción Para continuar que recuperará en otra versión para su primer disco en solitario.
Capicúa beat (Antídoto, 2002). Sara interpreta el tema inédito Estar sin mi

EN SOLITARIO
Esta vez – single (Virus records, 2002)
Lado Este (Antídoto, 2005)
En la cocina (Intolerancia, 2011)

sábado, 13 de octubre de 2012

Eva Amaral en México

Por todos los que un día se atrevieron a gritar que la Tierra era redonda y que había algo más que dragones y abismos donde acababan los mapas.
Por todas las canciones que empiezan a nacer para no ser escuchadas y al fin lo van a ser, cantadas con rabia por los que siempre callaron.

(“Revolución”, Amaral)


En mayo de 2006 Amaral se presentó en el “Vive Latino” en la ciudad de México como parte del cartel que cada año cambia en este festival de rock. Lamentablemente el grupo fue abucheado y literalmente “bajado” del escenario por una serie de personas ignorantes, que por su “ansiedad de escuchar” a algún grupo de mayor reconocimiento como Kinky, hizo que una botella lanzada golpeara una guitarra, y la vocalista Eva, enfadada se refiriera a quien había conseguido su sucio objetivo: “Lo que quieras, conmigo; si quieres nos rompemos la cara, pero con la guitarra nada".
Es extraño que un grupo de alta calidad como Amaral no haya tenido un éxito o reconocimiento en México como otros de sus paisanos. Unos meses antes, en marzo de 2006 presentaban en el Teatro metropólitan su disco “Pájaros en la cabeza” con un aforo que apenas rebasaba la mitad del recinto.
Quizá suceda que en “encasillamiento” del grupo dentro del pop comercial les ha cerrado las puertas de los oídos de quienes escuchan rock en México y se dicen “conocedores de la buena música”, mientras que al mismo tiempo para las personas asiduas a una música más superficial, la parte pop de Amaral resulta compleja, casi indescifrable, acaso un poco pegadiza, pero no completamente. Fuera de las canciones que más se radiaron en su momento en México: “Te necesito” a dueto con Beto Cuevas (vocalista del grupo de pop chileno “La ley”) en 2004 y “El universo sobre mi” en 2005, la presencia del grupo en los medios masivos no ha sido constante, aunque habrá quienes recuerden el dueto que hicieron con Chetes en 2006 (“Si tú no vuelves” de Miguel Bosé) para la película “Efectos secundarios”.
En España no ha sucedido igual, aunque sus inicios fueron modestos, en 2002 fueron el grupo con más reconocimientos y ventas gracias a su tercer disco “Estrella de mar”, del que se han vendido hasta ahora 2 millones de copias en el mundo. Si bien de aquí proviene el bombazo de Amaral, el camino previo no fue corto, ya que Eva Amaral y su compañero Juan Aguirre antes de conocerse en 1992, habían formado otras agrupaciones en su natal Zaragoza. Ella fue baterista de “Bandera blanca” y vocalista de “Lluvia ácida” a principios de los años 90, grupos locales de poca repercusión, mientras él fue guitarrista de “Días de vino y rosas”, grupo que duró de 1987 a 1995 con la grabación de un solo disco. La actividad musical fue paralela a los estudios de ambos, ella de escultura, él de arqueología.


Fue en 1998 cuando se dio a conocer el primer disco del dueto Amaral, nombre que deciden en común, desprendido del apellido de Eva. Juan ha declarado que a él le gustó su sonoridad porque le remitía a una isla. Aunque la portada de los primeros dos discos podrían parecer engañosas, porque en fotografía sólo aparece Eva, ambos componen letras, música y ejecutan instrumentación en todos sus trabajos, que han ido siempre cuesta arriba, sobre todo a partir de 2002, cuando la promoción de “Estrella de mar” logró mejores resultados de ventas. Sin embargo, desde sus inicios, las canciones de Amaral han tenido un estilo peculiar del que no hay referentes previos en el pop español, con un sonido folk-rock que se potencia con la voz soprano de Eva Amaral.
Quienes en aquel Vive Latino 2006 de México abuchearon a Amaral por ser “un grupo más de pop” ignoraban que entre las principales colaboraciones de Eva en solitario o del dueto destacan canciones o conciertos con Enrique Bunbury, Antonio Vega, Ariel Rot, Los secretos, Miguel Ríos, Mikel Erentxun, Iván Ferreiro, Moby o el mismo Bob Dylan, de quien Eva fuera telonera en su gira española de 2008. Precisamente a esta leyenda del rock mundial, el grupo versionaría ese mismo año con el tema “Llegará la tormenta” (“A Hard rain’s a-gonna fall”). Diez años antes ya habían escrito una canción de culto, titulada “1997”, en honor al poeta gay de la generación beat Allen Ginsberg.
Eva Amaral, polifacética y camaleónica (fotografías y tatuaje no dejarán mentir) es sin duda una de las mejores voces femeninas que ha dado el rock español más reciente, con una carrera muy sólida y un futuro aún largo por delante, incluso a nivel de actuación, como lo demostró su participación en el cortometraje “Flores para Maika”, en una campaña contra la violencia de género en 2003.
Un compromiso social constante, una actitud fresca y de renovación continua han sido clave en el éxito del grupo. Sus primeros cinco discos de estudio y el único oficial en vivo fueron publicados bajo el cobijo de la discográfica Virgin-EMI, pero desde 2011, con su material más reciente (“Hacia lo salvaje”) decidieron auto-editarse por la vía independiente (discos Antártida). Con una carrera sólida y una seguridad de que el arte musical y gráfico que siempre han propuesto, es su mejor ficha de presentación (basta ver sus videoclips más recientes), dan una nueva cara a la industria, a la que aún tienen mucho que decir y aportar.
Tras una gira extensa por España, vuelven a Latinoamérica para presentar su primer disco independiente. Las escalas en este cierre de gira son Cuba, Argentina, Perú y México y sin duda, en nuestro país los escucharemos sus seguidores fieles y libres de prejuicios: calidad por encima de cantidad.

DISCOGRAFÍA & VIDEOGRAFÍA OFICIAL
Amaral (1998)
Una pequeña parte del mundo (2000)
Estrella de mar (2002)
Pájaros en la cabeza (2005)
El comienzo del big bang (DVD, 2005)
Gato negro – Dragón rojo (2008)
Granada (2009 – EP digital)
La barrera del sonido (2009 doble CD + doble DVD)
Hacia lo salvaje (2011)


CANCIONES EMBLEMÁTICAS
Como hablar, Sin ti no soy nada, Te necesito, Moriría por vos, Salir corriendo, El universo sobre mí, Días de verano, Marta Sebas Guille y los demás, Revolución, Si tú no vuelves (con Chetes), Escapar (con Moby), Kamikaze, Tarde de domingo rara, Perdóname, El blues de la generación perdida, Hacia lo salvaje, Cuando suba la marea, Hoy es el principio del final.

CANCIONES RECOMENDADAS
Voy a acabar contigo, 1997, Tardes, Un día más, Soy lo que soy, Subamos al cielo, Una pequeña parte del mundo, Siento que te extraño, Nada de nada, Media Verónica, El centro de mis ojos, Estrella de mar, En sólo un segundo, Años 80 (con Piratas), Mi alma perdida, Esta madrugada, Big bang, En el río, Resurrección, Llegará la tormenta, Las puertas del infierno, Gato negro, Alerta, De carne y hueso, Concorde, Buena chica (con Los secretos), Atrás (homenaje a Antonio Vega), Robin Hood, Riazor, Montaña rusa, Esperando un resplandor, Rogaciano el huapanguero (tributo a Chavela Vargas).




lunes, 20 de junio de 2011

Alaska en México. No se trata de una confusión geográfica…

¿Alguna vez has tenido el deseo de escuchar algún concierto que parece imposible por un desfase en el tiempo, pero que, por alguna causa, finalmente se vuelve realidad? Anteriormente viví ese tipo de extraña experiencia al escuchar a Soda Stéreo en su gira de reencuentro en 2007 y la reunión de Cecilia Toussaint con Arpía a finales de 2008, sin olvidar el emotivo concierto de “Rita en el corazón”, que juntó a los músicos de todas las etapas de Santa Sabina como homenaje en vida para la guerrera del rock mexicano, en diciembre de 2010. Todos fueron, momentos personalmente inolvidables, irrepetibles y que, hasta cierto punto se vislumbraban imposibles.
Hace unos días tuve la oportunidad de vivir una situación similar pero con sus peculiaridades, un concierto que deseaba desde mi adolescencia, pero que fue, más que una experiencia retro, la oportunidad de disfrutar de una de las carreras más interesantes e impecables de la música en español: Alaska (Olvido Gara) y Nacho Canut, o lo que es lo mismo, Fangoria (antes Dinarama y mucho antes Pegamoides).
Aunque su carrera ha tenido altibajos, nunca ha dejado de ser propositiva y al llegar a un momento muy sólido, con su anterior disco de estudio, Absolutamente, fue que decidieron arriesgar por lo que tanto habían renegado en sus 20 años como Fangoria: hacer un disco de los éxitos de su carrera, incluyendo los de sus grupos anteriores, pero como bien dicen, cae más pronto un hablador que un cojo, y decidieron morderse la lengua para bien de quienes admiramos todas las etapas de su carrera tan dilatada (más de 30 años de constancia y arte pop). Aunque ya habían dado guiños a su carrera anterior auto-reversionando temas como Cebras, Carne, huesos y tú, Otra dimensión o La mosca muerta , ahora lo hicieron totalmente en forma con disco y promoción, gira incluida, no sea que el mundo realmente se acabe en 2012, además una veintena de discos detrás lo merece…
Operación vodevil es el nombre de la gira con la que llegaron a la capital mexicana, donde se presentaron una sola fecha, el pasado viernes 10 de junio. Llenar el Teatro Metropólitan de México (con capacidad para 3,000 personas) no parecería el mayor de los logros para un grupo con tanta experiencia, pero para Alaska y Nacho lo es después de buscarse un lugar entre el público mexicano sin una promoción constante. A pesar de la edición de los discos más recientes de Fangoria en México, el carácter del grupo sigue siendo su virtud y vicio: ser un pop “underground” pues aunque vende bien y es radiable, no llega a grandes masas, quizá por lo complejo del concepto: música de baile con letras muy bien trabajadas. Si a eso le aunamos la actitud tan punk-renuente que los caracteriza (sin importarles despotricar contra tres cuartas partes del mundo), obtenemos una combinación muy rara para el consumo actual. Aunque esto parece toda una contradicción, se trata de una de las mayores coherencias en el mundo musical.
En los conciertos anteriores de Fangoria en México (2005 y 2009), se habían presentado en el Salón Vive Cuervo, con capacidad para la mitad de público, con lleno y aclamación total, pero esta vez el Metropólitan resultaba más idóneo para la gira de sus éxitos con espectáculo tipo cabaret. Y es que el repertorio repasa sus grandes éxitos de los años 80 y de la década más reciente, algo doblemente atractivo, todo junto por única ocasión.
Aunque Olvido y Nacho nunca han estado inactivos, la década de los 90 fue poco repasada en los temas elegidos para el directo (que no para el disco recopilatorio), debido a la mayor introspección de los temas y su baja repercusión, quedaron fuera de la gira que repasa los temas más representativos y energéticos de su carrera.
Alaska es sorprendente en todas sus facetas, es una mujer muy culta bajo el escenario, en entrevistas, ruedas de prensa y cualquier manifestación relacionada con los medios, pero encima del escenario es una diva irrepetible, pues a pesar de ser pequeña de estatura y no ser la mejor cantante, llena el espacio por el simple hecho de su presencia y energía. Una vez más lo comprobamos, no dejó de ser aclamada durante las dos horas de la presentación, en la que un público mayoritariamente gay dejó sudor y voz esa noche en aquel foro.
Resulta curioso mencionar que, si bien había público de todas las edades, los jóvenes destacamos entre los seguidores actuales y que varias personas conocen solo una parte del repertorio, ya sea el viejo de los ochenta o el nuevo de la última década. Pero también muchos nos sabemos al derecho y al revés las canciones de todas sus facetas, no solo las más conocidas, sino también las raras y poco tocadas en vivo (que esta vez no hallaron lugar, como en conciertos anteriores). Es difícil destacar los temas más aclamados entre veinticinco éxitos: algo muy satisfactorio es que no hubo canciones más aplaudidas (como pudieron serlo Ni tú ni nadie o A quien le importa), sino que todas tuvieron una reacción muy cálida y que, con tanta buena vibra, supieron a poco en un tiempo que transcurrió demasiado rápido.
Definitivamente tener en el mismo concierto temas de discos legendarios (Canciones profanas, Deseo carnal...) con otros mucho más recientes (Naturaleza muerta, Arquitectura efímera…) ha sido una experiencia demasiado estimulante, casi paranormal que a muchos nos dejó flotando en éxtasis, como canta Alaska en Electricistas. Afortunadamente no faltaron la motosierra de La funcionaria asesina ni la quasi-plegaria kitch de Quiero ser santa. Gracias a la música, otro sueño cumplido.


Repertorio del concierto:

1ª parte
Miro la vida pasar (Fangoria, Arquitectura efímera)
Un hombre de verdad (Alaska y Dinarama, Deseo carnal)
La funcionaria asesina (Alaska y Dinarama, No es pecado)
Mi novio es un zombi (Alaska y Dinarama, Fan fatal)
Bote de colón (Alaska y los pegamoides, homónimo)
Bailando (Alaska y los pegamoides, Grandes éxitos)
Quiero ser santa (Alaska y Dinarama, Fan fatal)
Descongélate (Alaska y Dinarama, Fan fatal)
La pequeña edad de hielo (Fangoria, Absolutamente)
Rey del glam (Dinarama + Alaska, Canciones profanas)
El cementerio de mis sueños (Fangoria, El extraño viaje)

2ª parte
Cómo pudiste hacerme esto a mí (Alaska y Dinarama, Deseo carnal)
Hombres (Fangoria, Naturaleza muerta)
Criticar por criticar (Fangoria, El extraño viaje)
Retorciendo palabras (Fangoria, Arquitectura efímera)
No sé qué me das (Fangoria, Naturaleza muerta)
Más es más (Fangoria, Absolutamente)
Absolutamente (Fangoria, Absolutamente)
A quién le importa (Alaska y Dinarama, No es pecado)
Ni tú ni nadie (Alaska y Dinarama, Deseo carnal)

3ª parte (Bis)
Electricistas (Fangoria, Una temporada en el infierno)
Hagamos algo superficial y vulgar (Fangoria, Salto mortal)
Eternamente inocente (Fangoria, Naturaleza muerta)
La mano en el fuego (Fangoria, Arquitectura efímera)
Perlas ensangrentadas (Dinarama + Alaska, Canciones profanas)

miércoles, 27 de abril de 2011

Los días con y sin Rita

Conocí la música de Santa Sabina a finales de los noventa cuando mi hermana compró su Concierto acústico del 95 en disco compacto para explorar un poco de la música que ella escuchaba con sus amigos de la universidad. Entonces yo tendría 14 años y aunque varias de esas canciones me parecían difíciles de comprender hubo dos que me gustaban particularmente: Qué te pasó y Vampiro, quizá por la mezcla entre misticismo y sofisticación entre los textos y la música. Poco tiempo después casi por accidente logramos obtener los primeros tres discos de estudio de Santa Sabina (el homónimo, Símbolos y Babel) en un intercambio que hoy veo a distancia como una aparente casualidad pero que me acercó al que, sin duda, puedo calificar como el mejor grupo de rock que ha dado nuestro país, el que definitivamente tenía que llegar y anclarse a mi vida y por el único que me esforzaba en ver en concierto cada que fuera posible y las circunstancias me favorecieran durante mis años en el bachillerato y la universidad.
En el verano del año 2000, supe de la presentación que tendría Santa Sabina en el Teatro Metropólitan para presentar su primer placa independiente: Mar adentro en la sangre, concierto por el cual pagamos una cantidad realmente simbólica y que definitivamente nos ancló al grupo pues la energía que creaban en el escenario complementaba y acrecentaba el talento del grupo percibido en sus discos. De aquella noche recuerdo esperar con ansias canciones como A la orilla del sol y Ajusco Nevado, que eran parte de mis favoritas, las cuales afortunadamente escuché, igualmente impactado por interpretaciones de otros temas como Dix, Mírrota, La garra o Chicles, las cuales había escuchado sin detenimiento, hasta ese día. Seguramente era la mezcla de intensidad rayando en la locura de unas canciones con otras más tranquilas, nunca suaves, más bien desgarradoras, lo que Rita y los músicos de la Santa Sabina lograban que aquellos que los seguíamos pasáramos por distintos momentos eufóricos, ya sea como música de fondo en nuestras casas o en los conciertos en los que minorías y multitudes nos dábamos lugar, en los que siempre nos veíamos sorprendidos por un repertorio distinto y correspondidos por el grupo, quienes manifestaban un respeto tremendo por el público y por el escenario como espacio sagrado.
Entre el 2000 y 2008 los vi y escuché en concierto entre 15 y 18 veces, en foros tan dispares como el Teatro de la ciudad, el Metropólitan, el museo de la ciudad de México y el del chopo, en el estudio del IMER, el zócalo capitalino, la Planta de luz, la casa Jaime Sabines, Rockotitlán, el Vive Latino… Dieron conciertos por causas (la marcha zapatista en el 2000, recaudar fondos para la salud de Patricio Iglesias en 2004, protestar por la elección del 2006 en paseo de la Reforma), por despedidas (cuando se fue Juan Sebastián del grupo) o reencuentros (el Vive Latino 08, que con sus 45 minutos nos supo a poco), presentando sus discos independientes (Mar adentro, Espiral y el inolvidable XV aniversario)… Sin duda la energía que su música impregnaba, nos hacía ir a los seguidores fieles, a todo concierto al que nos fuera posible por distancias, difícilmente ausentes por ganas o por dinero pues muchos fueron gratuitos o realmente económicos.
Desde que conocí a Santa Sabina, su música jamás dejó de acompañar diferentes momentos o estados anímicos, en los que por mencionar algunos títulos como Siente la claridad, El ángel, Solo el mar, El camino es el deseo, Laberintos, Luz del mar, Signo del deseo, Súbete otra vez, Invitación o Domingo fueron canciones que se quedaron ancladas a mi vida.
En agosto del año pasado (2010) casi por accidente me enteré de la presentación del Ensamble Galileo en el ex-palacio de la Inquisición, acudí con dos amigos con quienes compartí la percepción de ver a Rita con la salud quebrantada, entonces aún no se hacía pública su enfermedad, sino semanas después. Ese día nos llenó una vez más con la luz que tan solo ella transmitía mediante la sensibilidad de sus movimientos y de su voz.


En diciembre mi hermana y yo acudimos al homenaje en vida, “Rita en el corazón”, noche realmente emotiva en la que hubo una entrega absoluta de los músicos y el público que estábamos reunidos en torno a los deseos de que Rita mejorara para que nos siguiera compartiendo su amor a través de la voz, su vía artística. Esa noche se reunieron, después de una tocada de cinco horas (ofrecida por músicos amigos de Rita), todos los músicos que en algún momento formaron parte de Santa Sabina. Por primera y única vez juntos, Poncho Figueroa, Jacobo Lieberman, Pablo Valero, Patricio Iglesias, Juan Sebastián Lach, Alex Otaola, Julio Díaz, Leonel Pérez y Aldo Max acompañaron a Rita tocando canciones de todas sus etapas, de sus inicios hasta el Espiral. Rita cantó maravillosamente, superándose a sí misma, como nunca la habíamos escuchado. Los más optimistas pensamos que tras su recuperación habría alguna reunión del grupo después de esos seis años de silencio formal, si bien tocaron en 2006 y 2008 en eventos muy puntuales.
Desgraciadamente no fue así pues Rita se nos adelantó tres meses después, el viernes 11 de marzo, noche que le lloramos y nos llenó de pena por la incertidumbre de su partida. Casi a medianoche del sábado 12, mi hermana y yo llegamos al Claustro de Sor Juana a despedirnos de ella, en un velorio emotivo, digno de su persona, tanto por el lugar en el que se realizó (la capilla donde yacen los restos de Sor Juana) como por el toque ritual siempre presente en sus puestas en escena (veladoras, flores, incienso y elementos indígenas) y por la música con jaranas que tocaban sus amigos más cercanos. Rita se manifestó de diversas maneras esa noche y sin dudarlo nos volvió a tocar el alma con la suya, que ascendía luminosa por un extraño efecto visual sobre su cuerpo.
Cuando mueren personas jóvenes embarga una tristeza muy particular, porque las expectativas se ven cortadas en una vida promisoria. Cuando además de la juventud se tiene a una persona talentosa, se lamenta doblemente la partida pues el legado que nos dejan pareciera que se corta, que pudieron aportarnos muchas más cosas. La ausencia de Rita nos ha hecho sensibilizarnos sobre muchos aspectos (recuerdo que la intención de Sin aliento era, precisamente, una reflexión sobre la muerte) en torno a la pérdida, pues quienes la admiramos, nos vimos tocados en profundidad por su arte y su ejemplo siempre coherente, hasta el último de sus días. Basta escuchar desde aquel concierto de diciembre las letras de sus canciones con interpretaciones subjetivas que antes no eran notorias para seguir descubriendo que el arte honesto y bien realizado siempre tiene algo nuevo por aportar.

En mi caso, por influencia indirecta de Rita y Santa Sabina tuve una formación aparentemente empírica sobre distintas manifestaciones del arte, mi apreciación a partir de escucharlos y acudir a sus conciertos fue muy distinta. Ese conjunto de poesía, puesta en escena, performance y música de alta calidad no lo he visto repetido en grupo alguno de otro género, nacionalidad o poder adquisitivo, simplemente Santa Sabina fue un grupo único e irrepetible. A través de la voz de Rita muchos conocimos o nos acercamos al trabajo de poetas como Adriana Díaz Enciso, Jordi Soler, Xavier Villaurrutia o Charles Baudelaire, gracias a la postura política de Santa Sabina nos interesamos en causas como la situación indígena de nuestro país o nos dimos cuenta que el arte desde la esfera independiente también es posible con resultados dignos y de gran calidad. Las que enumero, tan solo son algunas de las situaciones de las que unos y otros nos hemos visto empapados de distintas maneras, sin ser exclusivamente parte de minorías, con tendencias de izquierda o idealistas, sino más bien críticos de la circunstancia vivida en cada momento por el que pasa nuestro país y por el que nos vemos afectados como jóvenes, artistas, escritores o como simples personas conscientes de nuestra realidad.
Los días sin Rita han sido de mucha confusión pues una gran líder no está más para encabezar en el escenario con su voz y su palabra. Aldo Max y Claudio se quedan sin la mujer más amada en su casa. Sus amigos sin esa compañía siempre agradable y que inspiraba. Los seguidores de Santa Sabina y Ensamble Galileo nos quedamos consternados porque a pesar de que el arte que Rita nos dejó de manera material o inmaterial se queda en nuestras mentes y en nuestras casas, sentimos un vacío que no se llenará, sólo cicatrizará, pero habrá dejado una marca profunda en nuestros corazones a pesar de no haberla tratado personalmente más allá de un saludo o un agradecimiento después de los conciertos.


Pienso que ahora nos quedan las fotografías que le tomamos o que nos concedió con ella, con las dedicatorias hechas por su pulso, con sus discos y videos, con el anecdotario de cada concierto, con los amigos conocidos a través de su música, pero más allá de eso, quienes la conocimos nos quedamos con su “voz inmaterial, luz líquida”, esos toques de claridad para los momentos oscuros, con los que nos seguirá emocionando porque ha trascendido en vida y fuera de ella, como pocos lo logran.
Gracias a Rita, gracias a Santa Sabina y al Ensamble Galileo por el legado que nos dejan y por todos los buenos momentos otorgados en torno al arte y a las causas. Gracias una vez más.

sábado, 10 de octubre de 2009

La insustituible Sole Giménez se reencuentra con México


La carrera en solitario de Sole Giménez es más prolongada de lo que se cree. Comenzó en los años 90 cuando como invitada estelar de Ana Belén, Joan Manuel Serrat o Revólver inyectaba vida a canciones que le fueron ofrecidas para que cobraran otra dimensión con su único y peculiar estilo, canciones que no tomaba prestadas, más bien le pertenecían por derecho de autenticidad. Luego realizó sus primeras incursiones en la interpretación de canciones de autor con un grupo de amigos jazzistas liderados por Ximo Tébar en modestos conciertos a la par de su trabajo con Presuntos Implicados. Entonces ya cantaba versiones de Fito Páez, Caetano Veloso, Djavan o boleros clásicos, incluso años antes del proyecto Versión Original. Pocos conocemos la existencia de esa faceta, muchos menos fueron los afortunados en escuchar aquella Latin Jazz Experience.
Sería hasta 2004 cuando Sole sorprendería a propios y extraños con Ojalá, un valiente disco donde aparecía ya con su nombre de pila en primer plano, arropada por sí misma fuera del grupo que todavía encabezaba. De él hubo poco eco en Latinoamérica así como de su inédito sucesor (La felicidad, de 2008), en parte por falta de difusión en la prensa local y poca promoción por parte de su compañía discográfica, incluso por alguna situación absurda como el lanzamiento de una edición sin portada con fotografía para México, como para remarcar un bajo alcance de difusión.
A tres años de haber abandonado el grupo del que fue seña absoluta de identidad durante la mitad de su propia vida, Sole vuelve a México, siete años después de no pisar el país, para presentar Dos gardenias, el trabajo en que se muestra plena y más segura a pesar de la gran pretensión de renovar un repertorio de canciones atemporales de gran magnitud, tarea aparentemente atrevida que logra sin dificultad y donde indirectamente educa a sus más jóvenes escuchas mediante una agradable degustación musical.
Sole brilla ahora con luz y calidez propia y con una humildad que incluso, la hiciera mentir en México pues ha confesado públicamente que todos somos sustituibles si bien ella, como la mujer inteligente que es, sabe que por lo menos en su caso nadie ocupará un sitio construido con esfuerzo, dedicación y corazón durante 23 años. Toda una vida.
Pero la vida sigue y sólo le faltaba desprenderse de los miedos para afrontar interesantes retos, para hallar nuevos ecos de libertad por mero gusto y en ese camino prometedor seguir cautivando con su voz como medio de transporte. La carrera lleva ya buen tramo acumulado pero están delante nuevas promesas con la ventaja de la bendita experiencia y la gallardía de querer superarse para alcanzar un nivel siempre coherente.
Sole se transforma porque no puede –ni debe- perderse en el silencio, da sin esperar algo a cambio y por ello recibe lo propio de regreso mediante el re-conocimiento. Sole regala sentimientos, momentos y compañía indirecta a través de las canciones, y sin pretenderlo recoge halagos que no sabe responder por su constante humildad. Quien da de corazón no espera algo a cambio pero en algún momento es retribuido en palabras o en acciones, fuera de los sueños, en la realidad más tangible donde la voz siempre está de por medio, la voz en todo momento.

Y la gratitud tan olvidada en estos tiempos difíciles es aún muy necesaria en el día a día. La gratitud de Sole es reflejo de la conciencia detrás del talento, derrochada ante una minoría afortunada por sensibilidad más que por casualidad.
La presentación de Dos gardenias ha sido tan breve e intensa como un suspiro, como todo reencuentro. Guitarra y voz para 5 temas en vivo –Toda una vida, Aguas de marzo, Vivir sin aire, Esperaré, Yo vengo a ofrecer mi corazón- han sido la carta de presentación en México de una cantante muy querida y apreciada entre el público sensible que ha estado disperso en los últimos años y que quizá vuelva a unirse pronto en torno a su voz pues esta ocasión tan sólo pocos afortunados hemos acudido a la degustación para hacernos recordar por qué seguimos con el ancla aún asida al fondo del mar.
Un servidor, en que mostraba más seguridad y menos nervio entre los seguidores ahí reunidos, mostraba torpeza detrás de una videocámara y no pudo lanzar alguna pregunta para no invadir el terreno de los periodistas, ni siquiera poder levantar la voz para pedir el título de su más reciente canción preferida: Todo se transforma. Y sin embargo recibí con emoción cada palabra y cada nota como merecida recompensa a una fidelidad de más de una década.
A un día de haber vivido un cúmulo de agradables sensaciones como un regalo impagable sólo me queda decir de nuevo: gracias Sole por seguir en pie de lucha, por seguir cultivando la belleza con tu presencia y tu voz, gracias por tu sincera y hermosa mirada, gracias por tu irremplazable talento, gracias de corazón.

Israel Baxin, octubre 9 de 2009